Perdonadme el símil cuasifutbolístico en este verano soberanamente aburrido gracias a noticias de gran calado como el fichaje y-a-mí-qué-demonios-me-importa de Bale.
Pero lo cierto es que, cuando uno empieza a alejarse un tiempito de las grandes salas de reuniones de las multinacionales, se da cuenta de lo que es un sector o una industria de verdad.
Lo que hace un sector no son esas gigantescas empresas que podría contar un personaje de dibujos animados con los dedos de una mano (sí, 4) sino esos miles de empresas o micro empresas que le dan la vuelta al cartel de abierto cada día, pase lo que pase.
Todas esas empresas también necesitan publicidad.
Buena publicidad. Buenas ideas. Buenas campañas. Buena creatividad.
Y es ahí donde todos los profesionales y agencias que no trabajamos en las 4 grandes (igual tras la fusión de Publicis y Omnicom serán alguna menos) tenemos la responsabilidad de hacer llegar ese trabajo publicitario profesional a esos lugares a los que aún no llega.
A todas las empresas. En todos los sectores.
Sé que no es fácil. Porque nuestras ideas, campañas y presupuestos tienen que competir con un montón de preocupaciones en la cabeza de nuestros clientes: supervivencia empresarial, modelo de negocio, financiación, gestión de recursos humanos…
Pero para nosotros, que también gestionamos una pequeña empresa, no debería resultarnos tan complicado de entender. ¿No creéis?